Por: Luis Fernando Gómez Londoño.
Hoy a unos pocos años, dos para ser exactos, se habla de la llegada del fin de los tiempos tal y como los conocemos; esto partiendo de recientes descubrimientos de profecías como las de (Michel de Nôtre-Dame) Michel de Nostradamus, al lado de Mother Shipton, los indios HOPI, códigos descifrados en algunos conocidos manuscritos de la India, el Ichin y por supuesto los indios Mayas y sus predicciones de los periodos o ciclos que la humidad tendrá que recorrer antes de llegar al fatídico día 21 de diciembre de 2012.
En esos últimos años hemos visto como los medios masivos de comunicación se han convertido en grandes difusores de estas ideas y no sólo eso, han creado un profundo miedo en el intelecto colectivo y lo peor lucrándose del mismo. Esto se puede ver reflejado en programas de la televisión internacional, tales como el recién estrenado Efecto Nostradamus, La tierra sin humanos y la esperada semana del Armagedón; no se puede negar que son excelentes producciones y que poseen un contenido altamente educativo e investigativo y reflexivo en cuanto a lo que hemos hecho y sobre lo que hacemos con nuestra casa llamada el planeta tierra. Por otro lado una cosa que está enteramente ligada al tema del final de los tiempos, es el conocido calentamiento global o efecto invernadero, el cual ha desatado un masivo aprovechamiento por parte de las grandes productoras de cine, como bien lo hemos podido ver plasmado en rodajes como: El Fin de los Tiempos, El día después de mañana, 2012, El Día en que la Tierra se Detuvo, Presagio, Armagedón e incluso la clásica novela de H.G. Wells La guerra de los mundos. Las anteriores películas se basan en infundir miedo en cuando a lo que acontecería en el año pactado por los mayas con motivo del fin del 5 ciclo.
Vemos como el lucro es obtenido por medio del miedo que infunden tales películas y programas con tintes catastróficos que en algo impactan a sus públicos para bien, pues es una crítica y un llamado al cuidado de los ecosistemas y al ahorro de energías, etc... Sin embargo es fácil percibir como el consumismo y la era de lo desechable poco o nada aporta a tales llamados, pues la eterna producción de bienes y la idea de quien posee una mayor cantidad de bienes materiales es quien mayor calidad de vida tendrá y por ello mayor felicidad en tal proporción atentan de forma directa de cara a tales contenidos.
Tal vez la posibilidad de descifrar dichas profecías y jeroglíficos de antiguas culturas es una manera de convocarnos a la reflexión de nuestros actos, de la envidia, del odio, la violencia y todo lo negativo que hace parte de nuestra misma destrucción, porque seremos nosotros los que acabemos con la existencia de la raza humana y no un gran cataclismo, ni un devastador fenómeno natural, serán nuestras estúpidas guerras, nuestro afán por producir y nunca por preservar, lo que se convierta en nuestro exterminador.
¿El fin se avecina? esto sólo dependerá de nosotros de si continuamos viviendo al ritmo en el que lo hacemos hoy día, esto no es una invitación a una religión ni un movimiento similar, es un texto que pretenderá hacernos ver de lo equivocados que estamos al dar por cierto e irrefutable todo lo que los medios de comunicación emiten en sus parrillas de programación que no son más que una manera de generar alto impacto y ganancias del mismo.
Es tiempo de cambiar, tiempo de olvidar todo lo malo y empezar a pensar positivamente, pues somos nosotros mismos quienes creamos las enfermedades que tan infelices hace nuestros días.
Es justo también aclarar que si logramos rescatar y preservar nuestro planeta que sólo se logrará con un cambio de pensamiento y una nueva educación a las generaciones venideras, un día dentro de millones de años cuando estas letras estén en el más profundo de los olvidos, nuestra estrella más cercana, el sol, se extinguirá, dejará de brillar y se convertirá en una gran supernova generando destrucción en el "vecindario". Ese día es posible que el ser humano haya encontrado la posibilidad de viajar por el universo y encontrar un nuevo hogar y formar allí una nueva civilización, en caso contrario, únicamente quedará un silencio perpetuo y nuestro afán de ser el más bonito, el más sexy y más persona que otros habrá sido en vano... nuestro afán de poder, nuestros inventos no será más que polvo flotante en un infinito universo, tal y como hoy lo es el cinturón de asteriodes entre Marte y Júpiter...
A pesar de las miles de especulaciones formuladas en la actualidad y en épocas pasadas, el mundo seguirá girando y existiendo más allá del 21 de diciembre del próximo año.
Tweet
No hay comentarios:
Publicar un comentario