Las tribus amazónicas tienen historias míticas relacionadas con su
origen y los Kayapó no son ninguna excepción. Por supuesto, tienen sus
particularidades.
Entre sus mitos hay explicaciones para el origen de los nombres y
de las ceremonias. La agricultura que utilizan es, según ellos, un regalo que
fue dado a sus antepasados por la hija de la lluvia, Nhak-pok-nhak-pok-ti, que
en la cosmogonía de los Kayapós es representada por el planeta Venus. Hay una
historia que relata que aprendieron a comer maíz enseñados por un
"Espíritu". El maíz es una fuente importante de alimentos para esta
gente y su cosecha es motivo de una de las festividades más importantes que celebran.
Dentro de las historias míticas se repite un personaje: un héroe
que resulta secuestrado por unos seres superiores que viven debajo de la
tierra. El héroe regresa luego de aprender el origen de los nombres y una
ceremonia.
Los ancianos sabios de la tribu creen que los Kayapó tienen un
origen más alto, el cielo, dado que sus antepasados descendieron de allí. Sus
mitos dicen que estos antepasados, originarios de las estrellas, encienden
fuegos para calentarse, lo que hace brillar a sus mundos por la noche.
Un brasilero llamado Joao Americo Peret estudió a los Kayapó en
los años 50 y recogió una interesante historia que se transmite por tradición
oral y, según ellos, en la misma lengua que hablaba el héroe protagonista,
llamado Bep-Kororoti, que consta de ¡17 vocales! y 16 consonantes. Reproduzco el texto a continuación:
“Nuestro pueblo vivía en una llanura muy lejos de
aquí y desde donde podía verse la cordillera del Pukato-Ti, cuyas cimas estaban
siempre ocultas por la niebla de la incertidumbre, y continúan estándolo hasta
nuestros días. El Sol, cansado después de su larga caminata diaria, se recostó
sobre el césped detrás del monte y Mem-Baba, el descubridor de todas las cosas,
cubrió el cielo con su manto bordado de estrellas. Cuando cae una estrella,
Memi-Keniti cruza el cielo, la recoge y la vuelve a colocar en su sitio. Esta
es su función, es el eterno vigilante.
|
Un día, llegó a la aldea un visitante desconocido;
se llamaba Bep-Kororoti ["Vengo del Universo"] y venía de la
cordillera del Pukato-Ti. Vestía un "bo" [un extraño uniforme] que lo
cubría de pies a cabeza. En la mano portaba un "cop", arma que
lanzaba rayos. Todos los de la aldea huyeron al monte aterrorizados, los
hombres corrieron a proteger a mujeres y niños y algunos intentaron rechazar al
intruso, pero sus armas eran insuficientes; cada vez que con ellas tocaban a
Bep-Kororoti, caían inmediatamente derribados. El guerrero venido del cosmos se
divertía al ver la fragilidad de sus adversarios. A fin de darles una
demostración de su fuerza, alzó su "cop" y, apuntando sucesivamente a
un árbol y una piedra, destruyó ambos. Todos comprendieron que Bep-Kororoti
había querido demostrarles que no había venido a hacer la guerra.
Así, durante un buen tiempo, no hubo mayores
problemas. Los guerreros más valientes de la tribu intentaron oponer
resistencia, pero a la postre fueron viendo que Bep-Kororoti les estaba
resultando cada vez más imprescindible, además, no molestaba a nadie. Poco a
poco fueron sintiéndose atraídos por él. Su hermosura, la blancura
resplandeciente de su piel, su afectuosidad y bondad para con todos fueron
gradualmente cautivando a aquellas gentes. Todos fueron experimentando una
sensación de seguridad y fueron haciéndose sus amigos.
Bep-Kororoti comenzó a tomar afición al manejo de
nuestras armas y empezó a aprender el arte de la caza. Al final, sus progresos
habían sido tan grandes que llegó a aventajar a los más diestros de la tribu y
sobrepasaba en valor a los más valientes de los nuestros, y así fue como al
poco tiempo Bep-Kororoti fue aceptado como guerrero de la tribu y una joven lo
escogió como esposo y se casó con él. Tuvieron varios hijos y una hija a la que
pusieron por nombre Nio-Pouti. Bep-Kororoti era más inteligente que los demás y
pronto empezó a enseñar cosas desconocidas para aquellas gentes. Enseñó a los
hombres a construir un "ng-obi", esta asociación masculina con que
hoy cuentan todos nuestros poblados [Escuela]. En ellas, los hombres relataban
sus aventuras a los jóvenes y así ellos aprendían cómo debían comportarse ante
los peligros e iban formando su criterio. La asociación masculina era en
realidad una escuela y Bep-Kororoti su profesor.
En el "ng-obi" se hacían trabajos
manuales y se perfeccionaban las armas, y todo se lo debíamos al gran guerrero
del cosmos. Fue él quien fundó la "Gran Cámara" donde se discutían
todos los asuntos de la tribu y así se logró una mejor organización, lo que
facilitó la vida y el trabajo de todos. A menudo los jóvenes se resistían a ir
al "ng-obi". Entonces Bep-Kororoti se ponía su "bo" y salía
en busca de los rebeldes obligándolos a cumplir con su deber. Cuando la caza se
hacía difícil, Bep-Kororoti traía su "cop" y mataba los animales sin
herirlos. Siempre el cazador tenía derecho a reservarse para sí la mejor presa,
pero Bep-Kororoti, que no se alimentaba con la comida del poblado, sólo tomaba
lo imprescindible para la alimentación de su familia. Sus amigos no compartían
su opinión pero él no alteraba su forma de proceder.
Representación del héroe mítico Bep Kororoti, ¿traje espacial moderno? |
Pero, a medida que transcurrían los años, Bep-Kororoti
comenzó a comportarse de un modo diferente. Empezó a eludir a los demás, quería
permanecer en su choza. Cuando salía de su morada, se dirigía siempre a las
montañas del Pukato-Ti, desde donde había venido. Pero un día no pudo resistir
más su anhelo interior y abandonó el poblado. Reunió a su familia; sólo faltaba
Nio-Pouti que andaba fuera del poblado. Partió precipitadamente. Pasaban los
días y Bep-Kororoti no aparecía. Hasta que un día se presentó nuevamente en la
plaza de la aldea y lanzó un terrible grito de guerra. Todos pensaron que se
había vuelto loco y trataron de calmarlo, pero él se resistía a quienes
pretendían acercársele. Bep-Kororoti no hizo uso de su arma, pero su cuerpo se
estremecía y el que lo tocaba caía muerto. Uno tras otro iban cayendo los
guerreros.
La lucha se prolongó durante días enteros ya que
los guerreros derribados volvían a levantarse nuevamente y trataban de dominar
a Bep-Kororoti. Lo persiguieron hasta la cumbre de la montaña. Y ahí sucedió
algo tremendo que dejó a todos espantados. Bep-Kororoti volvió hasta los
primeros contrafuertes de la cordillera. Con su "cop" destrozó todo
lo que había a su alrededor. Cuando llegó a la cumbre de la cordillera, había
reducido a polvo árboles y matorrales. Entonces se produjo una formidable
explosión que conmovió toda la región y Bep-Kororoti desapareció en el aire en
medio de nubes llameantes, humo y truenos. La tierra se había estremecido de
tal manera que había hecho saltar hasta las raíces de las plantas y había
arruinado los frutos silvestres; la selva desapareció de modo que la tribu
empezó a sentir hambre.
Nio-Pouti, la hija de Bep-Kororoti que se había
casado con un guerrero y había dado a luz un hijo, dijo a su marido que ella
sabía donde podían hallar alimento para todo el pueblo, pero que debían
acompañarla a la cordillera del Pukato-Ti. Ante los ruegos de Nio-Pouti su
esposo cobró valor y las siguió hasta la región de Pukato-Ti. Al llegar,
Nio-Pouti se dirigió a la región de Mem-Baba-Kent-Kre, donde buscó un árbol
especial y se sentó en sus ramas con su hijo en la falda. Enseguida, pidió a su
marido que tirara las ramas hacia abajo hasta que sus puntas tocasen el suelo.
Cuando esto sucedió, se produjo una gran explosión y Nio-Pouti desapareció
entre nubes, humo y polvo, rayos y truenos.
Bep Kororoti ¿Un visitante de las estrellas? |
Traje de espacial usado actualmente. |
El esposo aguardó unos días, estaba desmoralizado y
deseaba morir de hambre cuando de pronto oyó un estruendo y vio que el árbol
estaba nuevamente en su lugar original. Su sorpresa era grande; ahí estaba de
nuevo su mujer y con ella Bep-Kororoti, y traían grandes cestos llenos de
alimentos que él jamás había visto. Después de algún tiempo, el hombre del
cosmos volvió a sentarse en el árbol fantástico y ordenó otra vez flexionar las
ramas hasta tocar el suelo. Se produjo una explosión y el árbol volvió a
desaparecer en el aire. Nio-Pouti volvió con su marido al poblado y dio a
conocer un mensaje de Bep-Kororoti: todos debían emigrar y erigir sus aldeas
frente a Mem-Baba-Kent-Kre, lugar donde encontrarían alimento. Nio-Pouti agregó
que debían guardar las semillas de frutos, legumbres y arbustos hasta la época
lluviosa y sembrarlas entonces para tener una nueva cosecha. Así comenzó
nuestra agricultura... Nuestro pueblo emigró al Pukato-Ti y allí vivió en paz;
las chozas de nuestras aldeas se hicieron cada vez más numerosas y, desde las
montañas, se las veía tocar el horizonte”.
Nota del Administrador:
Actualmente el amplio acceso a la información posibilita asimilar procesos humanos llevados a cabo desde tiempos remotos, costumbres y mitos que han sido transmitidos de manera oral de generación en generación, ello con el fin de mantener vivas las costumbres y la identidad de estas tribus.
¿Veremos nosotros un día materializar toda aquella mitología de los Kayapós, es decir, presenciaremos el regreso de los antiguos astronautas?
Fuentes: http://axxon.com.ar/zap/c-zapping0145.htm http://www.youtube.com/watch?v=ZaZ7-9piMpU
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