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viernes, 28 de septiembre de 2012

El curioso caso de Arcesio Bermúdez y un OVNI Parte 1



El 20 de julio de 1969, el Apolo XI llegó a la luna. Fue el primer gran paso del hombre en la carrera espacial. Dieciseis días antes de ese acontecimiento, en Colombia ocurrió uno de los pocos casos en el mundo donde un hombre muere poco después de tener contacto con una luz que bajo del infinito.



Los hechos ocurrieron en la noche del 4 de julio de 1969 en la zona rural de una pequeña población conocida como Anolaima. Hoy la finca produce plantas aromáticas. Entonces era un lugar de recreo y árboles frutales. Su dueño se llamaba Arcesio Bermúdez, un hombre de 53 años a quien muchos recuerdan como saludable y amable.

Esa noche los sobrinos de Arcesio estaban, como acostumbraban hacerlo a menudo, disfrutando de unos días de descanso. Tenían entre 14 y 16 años. Salieron de la casa y subieron a una pequeña loma ubicada detrás de la misma para mirar el cielo. Llevaban linternas porque entonces la región no contaba con servicio de energía eléctrica. Mauricio Gnecco, quien vive hoy en Perú, era uno de ellos. Él recuerda que mirando al cielo vieron una pequeña luz en el horizonte que les llamó la atención, “esa noche en dirección sur-occidental, 4 primos que habíamos salido a mirar estrellas fugaces, vimos una lucecita que estaba muy lejana en el horizonte, no alta, pero estaba justo en el horizonte. No le dimos mayor importancia en un principio porque era una simple estrella, aparentemente. Luego de unos minutos esta estrella empezó a cambiar de tamaño. Yo la vi y la vio otro de mis primos y pensó lo mismo, que seguramente cambió la atmósfera, alguna cosa así y por eso parecía más grande. Después de unos minutos la estrellita ya cambió sustancialmente de tamaño y dijimos no, eso ya es un avión, porque cambiar tan rápidamente de tamaño, pues es un avión, se está moviendo y efectivamente a la distancia veíamos que se movía, pero por lo menos yo recuerdo haberme quedado esperando el sonido del avión, sonido que no llegó y sin embargo si se veía un cierto desplazamiento de esta luz que era un tono amarillo – ámbar. Luego empezó a cruzar justo en frente”.




La luz también la vio, Marleny Suárez, niña de 8 años para entonces y quien luego se convirtiera en dirigente comunal de aquella vereda, “Una luz grande y penetrante pasaba muy bajo por la finca, pasaba por el borde de los árboles y allí había bastantes muchachos y empezaron a alumbrarlo con linternas y a gritar un ovni, un ovni”.
El primero en apuntar su linterna hacia el objeto fue Mauricio Gnecco, quien hizo señales en clave morse. Entonces, según dice, la luz se detuvo y empezó a desplazarse hacia ellos de manera rápida. O por lo menos era la sensación para los jóvenes que la veían.

La luz bajó hasta ubicarse frente a la casa de la finca. Entonces Arcesio Bermúdez salió. Llevaba una lámpara en la mano y quedó frente a ella. Su sobrino, Gustavo Bermúdez, abogado, relata así ese momento, “Él fue la persona, en ese caso, que estuvo más cerca del aparato. Estuvo aproximadamente a 7 metros, cuando el aparato estaba un poco débil de luz”.

Mauricio Gnecco, uno de los cuatro jóvenes que observaban todo desde la montaña atrás de la casa dice de ese instante, “el artefacto encontró a Arcesio y el artefacto al frente y permanecieron como mirándose, como un par de minutos. Pero ni Arcesio, ni el artefacto actuaron o tuvieron intención de hacerlo uno sobre otro. Señales, comunicarse, abrirse o moverse, no. Permanecieron como mirándose”.

Pero aquella debilidad de la que hablan estas personas, no duró mucho. Segundos después la luz se intensificó y cubrió a Arcesio, para luego elevarse, pasar por encima de los jóvenes y desparecer en el infinito.

Hasta ese momento todo parecía un suceso extraordinario y sorprendente, pero las cosas cambiaron y se convirtieron en desconcertantes. Horas después de lo ocurrido, Arcesio Bermúdez empezó a sentirse mal. Durante tres días permaneció enfermo en la finca. Al cabo de esos días una hermana suya llegó de Bogotá para llevarlo a un centro asistencial. Lo trasladó en su carro. Dice Gustavo Bermúdez, que Arcesio estaba frío y que su hermana lo llevó todo el tiempo recostado sobre uno de sus costados del cuerpo y que justo ese costado de su tía, permaneció frío hasta su muerte. Pero también dice que su tío hacia deposiciones negras y que según él recuerda, “en Bogotá no pudieron hacerle muestras de sangre porque la sangre ya estaba cristalizada”.




































Arcesio Bermúdez fue atendido en una clínica del entonces Seguro Social. Luego de la primera atención llegó su medico de cabecera, César Emerald, quien por aquel entonces era Secretario de Salud de Bogotá, la capital colombiana y quien luego fuera Ministro de Salud y decano de la Facultad de Medicina de la Universidad del Atlántico en la costa norte de Colombia. De los síntomas de Arcesio Bermúdez, él también recuerda con claridad su problema de temperatura, “estaba hipotérmico. Completamente frío, no tenía temperatura”.


Aparte de la noticia de El Tiempo.

Sin embargo el médico no supo las razones de su intenso frío y nunca encontró la causa de su enterocolitis, que lo dejó sin defensas y le provocó la muerte, sólo ocho días después. César Emerald sólo conoció el antecedente del caso tres días después y dice que de haberlo sabido antes, no habría expedido el certificado de defunción, ni habría permitido que el cuerpo fuera sepultado.

Y no se enteró tampoco por las noticias, a pesar de que el registro quedó en el diario El Tiempo de la época. El ex ministro colombiano sólo supo de la luz que bajo del cielo y que cubrió a Arcesio Bermúdez, cuando varios científicos de estados Unidos y Europa llegaron a su despacho a preguntar por el diagnóstico médico. “Ellos llegaron a la conclusión de que Arcesio había sido víctima de los rayos gamma. De ahí que ellos hubieran solicitado que se hiciera la exhumación”.




























Pero la exhumación nunca se hizo, porque la familia no lo permitió. Pero el misterio deesta historia no paró allí. Seis años después cuando fueron a sacar los restos de la tumba de Arcesio, el cuerpo tampoco apareció. Gustavo Bermúdez, su sobrino dice que fue su padre quien encontró la tumba vacía.

“Cuando abrieron la tumba no había ningún cadáver. O sea el cadáver, sí es verdad, el cadáver desapareció. Nunca se encontraron los restos”.

El cuerpo de Arcesio Bermúdez, lo que ocurrió aquella noche del 4 de julio de 1969 en su finca, y su diagnóstico médico, se convirtieron en uno de los grandes misterios para la ciencia. Un misterio, donde además ninguno de sus protagonistas permite duda sobre idoneidad y por supuesto sobre su versión. Arcesio Bermúdez murió luego de un encuentro con un OBJEVO VOLADOR NO IDENTIFICADO, ocurrido 16 días antes de la llegada del hombre a la Luna.

Fuente: http://anecdotasyreportajes.com/2008/06/22/la-muerte-de-arcesio-bermudez/

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