Si hasta ahora no
nos ha quedado nada claro el cuándo, cómo y quién construyó la Gran Pirámide, el tratar de hablar de para qué uso
se destinó, resulta totalmente gratuito por faltarnos las referencias
suficientes que nos puedan dar alguna pista medianamente fiable. Existe una
larga lista de posibles aplicaciones, aunque la que prevalece, como no podía
ser de otra manera, es la de su utilización como monumento funerario o como
teoría más atrevida entre los círculos oficiales, la deestar destinada a ritos
y celebraciones religiosas de carácter especial.
A nosotros
particularmente se nos antoja un tanto difícil y extraño, el paso de una
pomposa comitiva de sacerdotes medio arrastras por los tortuosos pasajes y
galerías que recorren la Gran Pirámide, pasillos de un metro de ancho y poco
más de altura, no resultan los más apropiados para ningún tipo de rito o
celebración.
Incluso el paso del
difunto faraón por estos exiguos corredores se aproxima más a una película de los hermanos Marx que a cualquier ceremonia que podamos
imaginarnos, pongamos por ejemplo, en el grandioso Templo de Karnak.
Con la técnica y perfección demostrada por los arquitectos egipcios, ¿qué más les hubiera dado hacer las galerías de mayor tamaño, más acordes con la grandeza de su faraón o de los dioses a los que adoraban?.
Con la técnica y perfección demostrada por los arquitectos egipcios, ¿qué más les hubiera dado hacer las galerías de mayor tamaño, más acordes con la grandeza de su faraón o de los dioses a los que adoraban?.
Nada de lo
realizado en la Gran Pirámide parece escapar a un diseño premeditado por parte de sus constructores.
Alineaciones y medidas parecen estar milimétricamente dispuestas, obedeciendo a
un plan maestro totalmente desconocido para nosotros.
Si los antiguos
egipcios eran capaces de mover moles de 800 toneladas, ¿qué dificultad habrían
tenido en hacer pasajes más holgados y solemnes para el paso de sus comitivas
funerarias o religiosas?. ¿Por qué la Gran Galería tiene una altura
desproporcionada respecto al resto de los pasajes?.
Y los muertos,
¿dónde están?
Esta pregunta nos la tenemos que plantear por la sencilla razón de que jamás se ha encontrado ningún difunto en el interior de una Pirámide. La solución a esta incógnita ha sido siempre resuelta culpando a los ladrones de tumbas, que no sólo robaban las joyas y demás riquezas, sino que extraían el cadáver para ultrajar su memoria.
Esta teoría no deja de tener gran parte de lógica. Son muchos los años transcurridos para haber dado la oportunidad a diferentes generaciones de ladrones y saqueadores de barrer con todas las riquezas depositadas en el interior de tumbas y pirámides. Ahora bien, como toda teoría tiene un pero.
Al igual que ha
habido tumbas que han sido descubiertas intactas, sin señal alguna de saqueo,
como sería el famoso caso de la Tumba de
Tutankhamón en el Valle de los Reyes, también han
aparecido pirámides en las mismas condiciones de inviolabilidad.
Para otros investigadores, como es el caso de Alan F. Alford, la Gran Pirámide no es más que un gigantesco generador energético a modo de central nuclear.
Para otros investigadores, como es el caso de Alan F. Alford, la Gran Pirámide no es más que un gigantesco generador energético a modo de central nuclear.
Sekhemejet |
Sekhemjet, otra pieza que no encaja
Sekhemjet, fue uno de los últimos faraones de la III Dinastía, que siguiendo la
moda impuesta por Zoser, hizo construir su pirámide en la necrópolis de Sakkara, allá por el año 2.600 a.C. Se
desconoce exactamente si llegó a finalizar la estructura completa de la
pirámide o bien si ésta fue reutilizada posteriormente por sus sucesores,
sirviendo sus bloques para nuevas construcciones.
El caso es que la
cámara funeraria subterránea quedó en el más completo de los olvidos durante
miles de años hasta que
En 1.951, el
arqueólogo Zakaria Goneim descubrió entre los cascotes de la pirámide, la puerta de entrada. Para
poder acceder a la cámara funeraria, fueron necesarios casi tres años de
limpiezas de escombros acumulados en el corredor de bajada, lo que nos dará una
idea de la dificultad que hubieran encontrado posibles ladrones.
La flor y nata de
la egiptología, política, medios de comunicación y curiosos, se dieron cita el
día 8 de marzo de 1.954, para poder ver por fin el cadáver de un faraón en el
interior de una pirámide, la prueba definitiva con la que callar de una vez por
todas a aquellos "intrusos" y "alucinados", que habían
osado poner en duda las afirmaciones de la egiptología oficial.
El mismísimo señor
Ministro de Cultura de Egipto, tuvo el honor de dar el último mazazo sobre el
muro que daba acceso a la cámara funeraria, donde se encontró un imponente
sarcófago de alabastro rodeado de joyas y otros restos del ajuar funerario, y
un sorprendente ramo de flores, que aún marchitas por el paso de miles de años,
yacían sobre la parte superior del féretro.
El perfecto estado del sarcófago, realizado en un sola pieza de un gran grosor, con una puerta corredera, provoco retrasar la operación de apertura de éste, hasta el 26 de julio. Este retraso aumentó más el interés entre los medios de comunicación y la opinión pública, que siguieron expectantes el gran acontecimiento.
En el día señalado, los más modernos equipos de conservación para recibir a tan importante invitado de 4.600 años de antigüedad, se quedaron mudos de sorpresa cuando el propioZakaria Goneim, tras introducir su cabeza en el interior del sarcófago, aseguraba desconsolado que, no había nada ni nadie en el interior del féretro. Posteriores análisis químicos reafirmaron categóricamente la total ausencia de restos orgánicos. Entonces..., ¿dónde estaba el muerto?.
Y de nuevo volvemos al terreno de la especulación (¿cuántas veces van ya?), al tratar de averiguar el verdadero uso de las pirámides, y más concretamente el de la Gran Pirámide.
A menudo se asegura (no deja de ser una huida hacia adelante) que las pirámides sólo eran las tumbas de las almas de los difuntos faraones, y que sus cuerpos eran depositados en otro lugar. Parece que el sentido pragmático de los antiguos egipcios era totalmente nulo, y que el sustento diario les venía regalado del cielo, porque sino, no se entiende una tumba de 2.500.000 de bloques de piedra, y la ruina de un estado y toda una dinastía real como una y otra vez nos aseguran que sucedió con la locura de Keops y compañía.
Está buenísimo , sobretodo tanta información.
ResponderEliminarpd: los años nunca van con punto.