La tradición
inmemorial, transmitida a través de las generaciones, nos ha legado una
insólita descripción de este hombre-mito. Al parecer, Quetzalcóatl tenía la
piel blanca, la frente amplia, la barba roja y entrecana y los ojos grandes y
azules, de modo que en muy poco se parecía a los individuos naturales de
México. Era, además, sorprendentemente alto, su figura destacaba holgadamente
sobre las cabezas de los demás, y atención: vestía una amplia túnica
blanca que se adornaba, sobre el pecho, con una crúz de un color rojo
intenso... ¡Exactamente igual que los templarios!. Que durante el tiempo
en que Quetzalcóatl permaneció entre los aztecas, antes de exiliarse, al
parecer, entre los mayas, el sacerdote encabezó una corriente nacida como
reacción a la vida lujuriosa y desordenada que imperaba en la ciudad de
Teotihuacán, actualmente México D.F., y que estaba ocasionando la ruina de la
civilización y el imperio azteca. Quetzalcóatl suprimió los sacrificios
humanos, muy frecuentes y tremendamente sangrientos, imprimiendo en el espíritu
de los aztecas un profundo sentido de austeridad y misticismo y conduciéndoles
al recogimiento y al ejercicio constante de los deberes religiosos.Después, el
mero transcurso del tiempo y la tradición se encargaron del resto; el mito,
sostenido por arquetipos mucho más antiguos de los pueblos americanos, estaba
forjado. El gran Quetzalcóatl sería desde entonces recordado como el gobernante
y político ejemplar, héroe civilizador, inventor del calendario, descubridor
del maíz, maestro agricultor, inventor del arte de fundir metales, tallista de
piedras preciosas, juez y jurista, rey de los Toltecas y dios unificador del
mundo.
En
el "Templo de las Inscripciones", en México D.F., fue encontrada una
hermosa lápida funeraria adornada con un extraño grabado: muestra una serie de
figuras que parecen describir a un hombre pilotando una nave espacial. Pero si
estas y algunas otras representaciones correspondieran a Quetzalcóatl, ¿qué
razones motivaron al pueblo azteca a relacionar de un modo directo a su dios y
gobernante Quetzalcóatl con el pájaro-serpiente, animal mítico, monstruo
imposible que, según la tradición, llegó del cielo?
Una
serie de curiosos cuadros pintados por descendientes de los antiguos zapotecas,
que se encuentran actualmente en la región de Oaxaca y en el Museo Nacional de
México, muestran imágenes en las que se pueden apreciar extraños artilugios e
ingenios humeantes, que sugieren la posibilidad de que la mítica serpiente no
fuera sino el vehículo empleado por Quetzalcóatl en sus hipotéticos viajes a
través de los cielos azules de México.Corroborando, al menos en parte, estas
nada ortodoxas teorías, encontramos el sorprendente códice
"Telleriano-Remensis", nada menos que del año 1509, en el que se
describen los persistentes vuelos nocturnos de un ingenio espacial que realiza
travesías y aterrizajes ante el asombro y terror de los enmudecidos indígenas
mexicanos. "Cada atardecer – podemos leer en este códice – , y durante
varias noches, aparece una gran claridad que nace del horizonte y sube hasta
los cielos; de forma piramidal y con llamas, impresionó de tal modo al rey de
Texcoco, que éste decidió acabar con las guerras".
El "Templo de las Inscripciones" está en Palenque mi buen, hay que estudiar.
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